Todo concluye al fin...
El viaje se termina. Quiza no seamos los mismos, quiza todavia no nos damos cuenta de eso. Ahora estamos en Calcuta, venimos de la pequeña ciudad balnearia de Digha, un sitio encantador al estilo hindu (ricshaws por todos lados, pequeños negocios, comida picante, pero muuuucha tranquilidad). Es un pueblo adonde van a veranear los bengalies, principalmente la clase media de Calcuta. Eramos los dos unicos occidentales de todo el lugar, y todo el mundo nos miraba como dos bichos raros. Nos metimos al Oceano Indico, mucho mas calmo de lo que pensaba. Y a Raquel le propusieron casamiento varias veces, porque aca las mujeres se meten en la playa con su sari (traje tipico hindu). No estan acostumbrados a ver occidentales metiendose en el mar en bikini...
En fin. Volvimos a Calcuta, fuimos al templo de la diosa Kahli y pasamos por el moritorio donde la Madre Teresa fundo las Misioneras de la Caridad. Las imagenes me quedaran grabadas por siempre, como siempre en la India, lo bello, lo curioso y lo nefasto se dan la mano constantemente: desde los colores de las flores que rodeaban a la efigie de la diosa Kahli; leprosos jugando al poker frente al moritorio, felices como niños; niños felices jugando al futbol descalzos con una botella de plastico; un bebe durmiendo en unos tablones apoyados en bolsas de basura, y debajo cuatro ratas grandes como gatos; un tipo que me queria cobrar unas flores que no le pedi, y que me obligaba pagarle (gente asi abunda en la India)... entre muchas otras imagenes, que mas que imagenes son sensaciones.
Ahora nos espera un viaje interminable, de casi dos dias. De Calcuta vamos a Delhi, esperaremos 5 horas para un avion que nos llevara a Oman, en el golfo Persico. Alli, cinco horas mas de espera. Despues de un vuelo de unas 11 horas, llegaremos a Londres. Tendremos que estar 8 horas esperando, y cambiar a un aeropuerto que esta en la otra punta de la ciudad. Y de ahi a Barcelona. Y todo esto sumado a los severisimos y exagerados controles de seguridad que hay despues de lo que paso en Londres.
Seguramente cuando el avion despegue miraremos por la ventanilla del avion con cierta melancolia... Una vez lei por ahi que irse de la India es como abandonar una habitacion, cerrar la puerta con llave y darse cuenta despues de que uno se dejo algo muy importante dentro. Algo que no sabemos que es y que, quiza, tengamos que volver algun dia para averiguarlo.